Era una madrugada de marzo del año 2001 en La Habana, mi primera conversación privada con Fidel. No podía perder la oportunidad, cuando ya asomaba el alba le pregunto: Comandante, ¿cómo era el Che?, me responde al tiro: “Un ser humano extraordinario”.


Sin duda qué extraordinario es aquel ser humano que se desprende de todo, hasta de su propia vida, para dejar un testimonio de amor por la humanidad. Ernesto Guevara de la Serna fue ajusticiado hace 50 años por órdenes de agentes del imperialismo presentes ese 8 de octubre de 1967, tras ser capturado en combate en La Higuera, Bolivia.


Che fue extraordinario cuando renunció a acomodarse en el poder, cuando predicó con el ejemplo, no mandar a hacer lo que no era capaz él mismo de hacer. Cuando se empeñó en demostrar que sí era posible construir un modelo económico no capitalista y no renunciar nunca a esa apuesta. Cuando practicó el internacionalismo de los pueblos. Cuando ejerció la sinceridad para reconocer errores y tuvo la conciencia para rectificarlos. Cuando se inmoló para dejarnos una bandera de lucha y dignidad, combatiendo “contra el imperialismo donde quiera que esté”.


Ernesto Guevara de la Serna, no siendo religioso, tomó la opción de Cristo por los pobres de esta tierra y se propuso hacer de su vida una escuela de formación en valores revolucionarios.


Por eso Fidel, en el memorable discurso del 18 de octubre de 1967, colocó al Che como modelo de revolucionario a emular: “Cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes… debemos decir sin vacilación de ninguna índole: ¡Que sean como el Che!”.


Ernesto Guevara de la Serna, no siendo religioso, tomó la opción de Cristo por los pobres de esta tierra y se propuso hacer de su vida una escuela de formación en valores revolucionarios.


Por eso Fidel, en el memorable discurso del 18 de octubre de 1967, colocó al Che como modelo de revolucionario a emular: “Cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes… debemos decir sin vacilación de ninguna índole: ¡Que sean como el Che!”.